DOCUMENTOS HISTÓRICOS INÉDITOS 32 / OCTUBRE- DICIEMBRE 2020
Proyecto de fuente pública para el centro de la Plaza Mayor
Mariano Sánchez, arquitecto
1840
Tinta y aguada sobre papel / 61 x 41 cm
Archivo Municipal de Medina del Campo. AMMC, D, Caja 326-3986 (Plano: tubo 125-1583)
La Plaza Mayor de Medina del Campo ha contado, desde los primeros momentos de su existencia, con una fuente pública situada en su zona central. La primera noticia documental de una fuente en la plaza se remonta al excepcional año de 1492 cuando se registra la previsión de levantar una fuente para el abastecimiento de agua en caso de incendio, que siete años después es recordada en una sesión plenaria celebrada del Concejo el 23 de diciembre de 1499. Diez años después (sesión de 23 de julio de 1510), se emite un pregón para la construcción de una nueva que creemos tampoco se llevó a término, aunque sí consta, en el año siguiente de 1511, la adjudicación de su cuidado y aderezo a Juan de Cebrián, junto con el arreglo y buen funcionamiento de las albercas de San Francisco, San Nicolás, San Juan de Sardón, y Fuente de Piedra, obligándole a “tenerlas bien reparadas a su costa, junto con los caños de San Francisco y San Nicolás”; el compromiso es por diez años y se le pagarán mil maravedís anuales (sesión de 14 de febrero de 1511). Décadas después, en 1546, hay constancia de la construcción de una fuente pública en la plaza, quizá más monumental, cuyas obras son dirigidas por el maestro Esteban de Baños; en palabras del momento era una “obra de las principales e honrosas questa villa tiene”, hasta la que llegaban aguas procedentes de la fuente de Baldovino, situada más allá de la actual Plaza de Segovia. Esta fuente será la misma que dibuja Anton Van den Wyngaerde en su panorámica de 1570, pareciendo estar formada por una pila circular –o quizá octogonal, como después veremos- de buenas proporciones sobre un pedestal y con una columna central como remate; López Ossorio, que la conoció, tan sólo dice de ella en sus escritos históricos sobre Medina (1610-1616) que “está en la Plaza Mayor una fuente con sus conductos”. De esta fuente constan numerosas obras de reparación, al menos, en 1619 (supervisadas por Pedro de Bárcena), 1629, 1632, 1705, 1742, 1770 y 1838. Este último año el Ayuntamiento toma la determinación de construir una nueva fuente central y el diseño elegido es el que ahora nos ocupa.
Este proyecto se inicia tras autorizar la Diputación de Valladolid al Ayuntamiento de Medina -en concepto de pago de arbitrios que debería recibir- la tala de los pinos que fueran necesarios (de los pinares titulados “El Alto” y “El Pozuelo”, pertenecientes a los propios de la villa) para destinar el dinero obtenido a la obra de la fuente pública en el centro de la entonces “Plaza de la Constitución”. El expediente de esta actuación se promueve a lo largo de 1839 y un año después, en junio de 1840, se licita la obra de construcción siguiendo el modelo que aporta el Ayuntamiento que es precisamente el diseño firmado por el arquitecto Mariano Sánchez, el documento inédito que presentamos en esta ocasión.
El pliego de condiciones que anuncia el Ayuntamiento (se publicará en el Boletín Oficial de la Provincia nº 66, de 2 de junio de 1840) consta de trece cláusulas en las que se plantea rematar “la continuación sobre lo edificado hasta la completa conclusión de la obra” –lo que da a suponer que se había empezado años atrás sin llegar a terminarse- de manera que se levante un conjunto de planta octogonal formado por cuatro tramos de antepechos enrejados y otros cuatro abiertos a escalinatas -“cuatro bajadas de peldaños de piedra embutidos en los costados”- por las que se descienda a la taza o pila central que, según se especifica en el dibujo con la letra “D”, es el “pilón que hoy tiene y debe quedar”, lo que nos sugiere que quizá pudiera ser el antiguo del siglo XVI, por cierto, muy similar al también octogonal que actualmente se haya en el centro del patio porticado del Hospital de Simón Ruiz (en las condiciones se dice que en caso de retirarse, seguirá siendo propiedad del Ayuntamiento). Se detalla asimismo que los zócalos o antepechos serán de sillería, las barandillas de hierro y los caños de bronce, especificando que en el pedestal, por el lado que mira a la iglesia, se pondrá un escudo de armas de la villa y debajo de él la inscripción “Año de 1840”; en el lado opuesto, otro escudo de armas de la villa igual que el anterior; también se obliga a que “sobre la cara o camafeo de los dos caños se pondrán dos lápidas resaltadas de forma paralelogramo adornadas con colgantes y otras figuras vistosas como manifiesta el modelo, y otra lápida igual y portezuela de yerro con su llave se pondrá al costado que mira a San Francisco para registrar los atrancos de los caños; concluyendo este pedestal con una vistosa cornisa: Sobre esta misma cornisa se pondrá una Basa y sobre esta un trozo de columna estriada de un pie y tres cuartos de diámetro… sobre la cual se pondrá, bien sea un vistoso y bonito jarrón, o bien una estatua alusiva con los adornos correspondientes …” descripción que coincide punto por punto con el diseño del proyecto. Por otra parte, se dispone que se construyan en piedra los registros y atarjeas que vayan por las calles de Ávila y de la Rúa (hoy de Simón Ruiz y Padilla) que es por donde va la conducción del agua. Alrededor de la fuente deberá haber un embaldosado también de piedra para recoger el agua de lluvia.
El primer remate de la obras, de 7 de junio de 1840, queda desierto y el segundo, celebrado el día siguiente, se adjudica al maestro de albañilería y cantería, vecino de Valladolid, Pedro Mozo quien se encarga de la construcción material del conjunto que, con muy ligeras variaciones, es el que podemos ver en varias fotografías de comienzos del siglo XX, llegando así hasta la remodelación de la plaza de los años cuarenta, en la que se construyen espacios ajardinados con la estatua de Isabel la Católica en el centro.
Antonio Sánchez del Barrio