Tres gaitas (flautas de tres agujeros)
Pastor anónimo
Salamanca, siglo XIX
Corazón de encina y asta / 35 cm
José Manuel de Bustos, Salamanca. Madera, hueso y asta / 40’5 cm
José Isidro Barbero “Joselito”, Villadepera (Zamora). Hueso de ala de buitre y asta / 34 cm
Colección de Santiago Manzano (Villaverde de Medina, Valladolid)
Coincidiendo con la “III Jornada sobre la trashumancia y el comercio de la lana” (sábado, 3 de octubre), organizada por la “Asociación de Amigos del Museo de las Ferias y del Patrimonio de Medina del Campo”, nuestra Fundación ha querido destacar como “Pieza del Mes” de octubre tres gaitas o flautas de tres agujeros utilizadas por pastores trashumantes, pertenecientes a la colección de Santiago Manzano. Dichas piezas forman parte de la exposición de instrumentos musicales tradicionales que dicho folklorista mostrará durante dicha Jornada en la Sala Simón Ruiz.
La denominada flauta de tres agujeros –conocida en otros ámbitos como txistu, pito, silbo, chiflo…,- es un instrumento aerófono de pico de bisel que se toca con una sola mano (generalmente la izquierda) y que debe su nombre a los agujeros que aparecen en el extremo contrario al de la embocadura: dos de ellos situados en la parte superior (para los dedos índice y corazón) y el restante en la inferior (para el pulgar); el intérprete suele acompañarse tocando con la mano derecha un tamboril que le cuelga del brazo contrario (en otras ocasiones lo hace con un tambor de cuerdas o chicotén, un salterio…, etc.). El gaitero obtiene las notas de una escala diatónica insuflando el aire con mayor o menor intensidad.
El abundantísimo repertorio de representaciones de este instrumento, tanto en miniaturas, pinturas o esculturas desde los tiempos medievales, así como la constante cita documental de “gaiteros”, “tamborileros”, “tamboriteros”, “tamboriles”…, en actas o relaciones de gastos de celebraciones religiosas o fiestas populares, explica su enorme difusión geográfica y temporal. Hacia las décadas centrales del siglo XX, puede comprobarse como su uso va decayendo, siendo sustituida paulatinamente por la dulzaina a la que acompaña generalmente la caja o redoblante.
Las tres gaitas o flautas de tres agujeros que exponemos como “Pieza del Mes” de octubre, tienen en común su procedencia salmantina (aunque una de ellas se haya realizado recientemente en la provincia de Zamora) y su relación con pastores trashumantes, razón por la cual se muestran en el contexto de la “III Jornada sobre la trashumancia y el comercio de la lana” que se celebra en nuestra Fundación.
Según testimonio oral de su propietario, la más antigua, que puede fecharse en la segunda mitad del siglo XIX, fue elaborada por un pastor trashumante salmantino y fue utilizada durante décadas hasta la rotura de su extremo inferior donde se sitúan los agujeros. Está elaborada en corazón de encina y presenta tres encelgas o anillos realizados en asta. La de mayor tamaño fue elaborada por el salmantino José Manuel de Bustos a partir de modelos tradicionales habituales de las gaitas charras; realizada en madera, presenta seis encelgas. La elaborada en hueso de ala de buitre y embocadura de asta, sigue un modelo tradicional muy antiguo que hace varias décadas difundiera el folklorista mirobrigense José Ramón Cid Cebrián, procedente, según sus palabras (Instrumentos Tradicionales de música de la Tierra de Ciudad Rodrigo. Ciudad Rodrigo, 1995, p.23), de flautas pastoriles que recogió en las localidades salmantinas de Pastores y Robleda.
Antonio Sánchez del Barrio