Dos tablas con listas de reliquias
Anónimo castellano. Último cuarto del siglo XVII
Madera dorada, grabado calcográfico y tinta sobre papel / 70 x 48 x 5 cm (cada una)
Inscripción: «MEMORIA DE LAS RELIQUIAS DE ESTA CAPILLA»
Iglesia parroquial de Santiago el Real, capilla del relicario. Medina del Campo
Conformados a modo de dos pequeños retablos, compuestos por cinco calles, tres cuerpos y ático, están realizados en madera dorada y pintada al estilo de los retablos y portadas arquitectónicas típicamente jesuíticas. En una de ellas se incluye un grabado calcográfico representando al Crucificado. En la base se puede leer en ambas: «MEMORIA DE LAS RELIQUIAS DE ESTA CAPILLA» y en cada división aparecen escritas en papel pegado a la madera, hasta 197 reliquias que se conservaban en el relicario del antiguo Colegio de Jesuitas de Medina del Campo.
Es el Concilio de Trento a través del decreto De la invocación y veneración de las reliquias y de los santos, promulgado el 3 de diciembre de 1563, quien potencia dicho culto cuando afirma: «instruyan a los fieles en que deben venerar los santos cuerpos de los santos mártires… y por los cuales concede Dios muchos beneficios a los hombres».Asimismo, conviene recordar que fue el P. Laínez, General de los Jesuitas, quien en la última sesión del concilio –la XXV–, celebrada en los días 3 y 4 de diciembre de 1563, intervino activamente para que saliera el decreto sobre el culto a las reliquias.
Con estos elementos y el influjo que El Escorial tuvo para España, concebido como el gran «Relicario», auspiciado por Felipe II, surge con auge el culto a las reliquias y los grandes relicarios. Son sin duda los jesuitas los que más potencian dicho culto, creando espacios exclusivos para las reliquias. Así, en Valladolid conviene destacar el la Casa Profesa de la Compañía (actual iglesia de San Miguel y San Julián) y el Colegio de San Ambrosio, y en la provincia, los de Villagarcía de Campos y Medina del Campo, en este caso uno de los más antiguos de España.
El relicario de Medina del Campo, reconstruido tras el incendio de 1665, se sitúa en el testero del lado de evangelio de la iglesia, accediéndose originalmente por dicho lado, sin tener que pasar por el presbiterio. Como era un lugar de culto popular, para proteger las reliquias, una reja impedía el paso a todo el lugar. Estas tablillas estaban colocadas en las inmediaciones de la reja a modo de resumen de las reliquias existentes. Lógicamente son mas abundantes las relacionadas con los jesuitas, aparte de las vinculadas con Cristo y la Virgen.
En la parte posterior de una de las tablillas hay un texto divido en dos columnas con escrituras en tinta realizado directamente sobre la madera que, si bien la de la izquierda no se ha podido leer, la de la derecha dice lo siguiente:
«Doctor Vara […] el padre Al- / varez en la Compañía y un hermano Juan Belasco y el P. Francisco Velasco a gloria / de Dios Ntro. Sr., Provincial el P.Juan Suárez al que esto leyere dé gracias a Dios y a él / encomiende HJS Francisco Belasco«.
José Manuel Casado Paramio