Rollos feriales
Taller medinense de cantería
Siglo XV Granito / 210 x 43 x 40 cm y 117 x 40 x 40 cm
Ayuntamiento de Medina del Campo
Piezas depositada en el Museo de las Ferias
Los cambistas y «bancos» que negociaban en la ferias de Medina del Campo tenían su espacio de operaciones en “lugar arrimado a la Especiería, guardado del cierzo para el invierno, y en el verano en la Rúa, calle fresca y de mucha estima”. Dicho trecho estaba protegido por cadenas engarzadas a gruesos «rollos» o pilares de granito, que eran extendidas por un asalariado del concejo con el fin de evitar posibles atropellos producidos por el tránsito de carros y caballerías Tras estas columnas se disponían las oficinas de cambios, formadas por un largo y ancho tablón, un banco de respaldar y, sobre aquél, a la vista, una balanza de guindaleta y pesos justos y bien contrastados, junto con los correspondientes libros de cuentas.
En los comienzos del siglo XX sólo se conservaban “en la plaza de la villa dos columnas y basas de otras, que servían para cerrar aquel lugar, y aún se puede notar en las piedras de algún pilar, lo carcomidas que se hallan por el roce producido por el continuo pasar de las cadenas” (C. Espejo y J. Paz, Las antiguas ferias de Medina del Campo (Valladolid, 1908, pp.75-76). Dichas dos columnas de granito han formado parte del paisaje urbano de Medina hasta el año 2000 en que fueron trasladadas definitivamente, por motivos de conservación, al Museo de las Ferias.
Conocido el auténtico significado de estos denominados «rollos feriales», hemos de señalar que, a través de los siglos, han sido objeto de otras interpretaciones que, aunque hoy en día nos puedan parecer ingenuas o carentes de rigor histórico, han formado parte de la sabiduría popular de los medinenses. Así, leemos en el libro de León de Rosny, Toros y Mantillas. Recuerdos de un viaje por España y Portugal (París, 1894, p.601) cómo quería haber visto «la famosa columna a la que ataban, como castigo, a los comerciantes que faltaban al fin de la feria a los compromisos que habían contraído desde el comienzo. Esa columna se llama Banca rota, y de ahí ha venido la palabra ‘bancarrota'»; con toda probabilidad se referiría a alguna de estas columnas de granito, ya que por entonces estaba extendida la creencia, que él mismo recoge en la citada obra, un poco antes, que: «pretenden que ha sido ahí donde aparecieron las primeras letras de cambio».
Los pilares aparecen en antiguas fotografías de la Plaza Mayor frente a la antigua acera de la Especiería o del Peso y, en algunos casos, con un pie de foto que alude al «sitio donde se supone se firmó la primera letra de cambio del mundo», hecho que, como bien sabemos, carece de rigor histórico ya que varios siglos atrás este documento mercantil era bien conocido por genoveses, florentinos y otros banqueros italianos, especialmente los de la Toscana. Este argumento sirvió para que en mayo de 1965 –precisamente hace ahora 50 años-, en la propia Plaza Mayor, el Ayuntamiento dedicara un sencillo monumento a las ferias y más particularmente a la letra de cambio, utilizando estos dos pilares que comentamos junto con cuatro antiguos capiteles y una lápida de nueva factura con un texto del entonces Cronista de la Villa, D. Mariano García Sánchez, que alude a la cristalización de este instrumento financiero en las ferias medinenses y su estrecha ligazón a nuestra localidad.
Antonio Sánchez del Barrio
Casa del Peso y Acera de la especería, 1912 | Fotografía Luis Saus, 1918-19 |