San Miguel Arcángel
Anónimo
Principios del siglo XVI (repolicromado en el siglo XVIII)
Madera de nogal policromada / 74 x 36 x 30 cm
Colección particular
No se conoce la procedencia de esta talla, que fue adquirida probablemente en un convento de la provincia de Valladolid en torno a 1947. Su estado de conservación es bueno aunque fue objeto de un repolicromado muy discreto en el siglo XVIII. Es una escultura tallada en todo su perímetro, algo que se comienza a ser frecuente a finales del siglo XV. Sin embargo el suave movimiento de rotación de esta obra que genera múltiples puntos de vista, indica ya el conocimiento de los principios renacentistas frente al frontalismo propio de las obras de finales del gótico. Representa al Arcángel San Miguel, a la vez como vencedor del demonio y como pesador de almas. Se le muestra como un joven de gran belleza, con la cabellera rubia, ceñida en la frente por una cinta a modo de diadema y atada con un lazo en la parte posterior de la cabeza. Va vestido con la armadura articulada propia de finales del siglo XV y principios del siglo XVI, sobre cota de mallas que sube hasta cubrir el cuello y de la que se puede ver parte de las mangas cortas y amplias y la faldilla. Están perfectamente descritos los brazales articulados en tres piezas, el peto decorado en el centro con un joyel, y el espaldar, ambos unidos por correas. Lleva una faldilla de nubes sobre las caderas que deja ver las escarcelas y la falda de la cota. Las piernas, revestidas con calzas, van protegidas por quijotes, rodilleras, grebas y escarpes articulados. Este tipo de armadura indica su enraizamiento en modelos góticos puesto que según avanza la influencia renacentista la coraza metálica de San Miguel se sustituye por la loriga. La indumentaria se completa con un manto abrochado bajo el cuello con un medallón circular adornado con pedrería. La espada que empuña con la mano derecha perteneció originariamente a la escultura y es de cobre revestido de baño de plata, con el pomo en forma de esfera con molduras y arriaz adornado con volutas. En la mano izquierda sostiene la balanza en cuyos platillos hay dos pequeños desnudos arrodillados que representan al alma salvada y al alma condenada. La anatomía de las figuras indica el conocimiento de los modelos renacentistas. A los pies se revuelve la figura monstruosa del demonio, ser híbrido en forma de dragón con la cola enroscada pero con enormes senos femeninos.
En este grupo escultórico la figura del arcángel San Miguel carece de alas y el examen de la parte posterior del manto no ha permitido descubrir señales de haberlas tenido. La talla revela a un escultor de calidad que mantiene algunos modismos góticos, como la coraza y las formas angulosas de los plegados del manto, pero que conoce las nuevas corrientes italianas. La dulzura de las formas sugiere la intervención de un maestro formado en el foco de Toledo, quizá en el círculo de Vasco de la Zarza, en relación con el altar de Santa Catalina de la catedral de Ávila o también con el de Santa Librada en la Catedral de Sigüenza.
Clementina Julia Ara Gil
Catedrática de Historia del Arte. Universidad de Valladolid