La Piedad
Juan Picardo
Década central del siglo XVI
Madera policromada / 125 x 80 x 37 cm
Obra restaurada en 2010 por «AVA. Arte Valladolid, S.L.»
a instancias de la Colegiata de San Antolín
Este interesante grupo escultórico de la Piedad, ha llegado a nuestros días situado en el ático del retablo que preside la capilla hoy titulada de Santa Regina –pero originariamente llamada de “Ntra. Señora de las Angustias y San Cayetano”- cuya fundación se remonta a 1556, año en el que Francisco Lobato “el Viejo” (padre del célebre “ingeniero” hidráulico Francisco Lobato del Canto) dicta su testamento y ordena su construcción. Todo parece indicar que al renovarse la capilla a finales del siglo XIX por el sacerdote Isidoro Sanz Méndez, la pieza se reincorporaría al nuevo retablo de factura moderna que se hace entonces, manteniendo de alguna forma un recuerdo a la citada advocación primitiva de la capilla-hornacina.
Antes de su feliz restauración realizada en 2010, esta Piedad presentaba numerosas intervenciones y repintes de encubrían la extraordinaria calidad de la policromía original de la pieza, así como su gran expresividad, cuidadoso modelado y plegado menudo, características que son habituales en la más fina producción del escultor Juan Picardo, artista del que sabemos que está trabajando en la Colegiata de San Antolín durante las décadas centrales del siglo XVI, tras asentarse en la villa con su yerno Juan de Astorga. Así, constan documentalmente los encargos que reciben juntos en 1551 de realizar la portada principal de la iglesia colegial y en 1554 del retablo de la capilla de Jesús atado a la columna. Asimismo, en este último año, Francisca Pérez encarga en su testamento a Juan Picardo en solitario, un retablo con las tres figuras del Calvario para la capilla contigua, actualmente titulada del Cristo de la Paz. A estos años debería corresponder el grupo de la Piedad que ahora nos ocupa, cuyos personajes guardan una estrecha semejanza compositiva con las esculturas que nos han llegado de los mencionados conjuntos retablísticos de las capillas citadas, por cierto, todas ellas situadas en los espacios abiertos del muro del evangelio de la “Iglesia Mayor”.
Resulta sorprendente comprobar la gran semejanza que presenta la cabeza del Cristo de esta Piedad que ahora estudiamos, con las de los citados Cristo de la Paz y Jesús atado a la Columna, que documentalmente sabemos que realizó Juan Picardo, en ambos casos, entre 1554 y 1555. La barba y los cabellos se conciben del mismo modo, resaltando los mechones laterales sueltos sobre los hombros y la barbilla rematada en dos puntas; la ejecución de los rostros es de idéntica factura; la talla de las manos y de los pies se resuelve del mismo modo,… incluso la policromía original de las tres piezas presenta la misma apariencia (aunque la del atado a la columna mantiene algunas partes con repintes posteriores) que se manifiesta en pálidas carnaciones, con huellas de latigazos dobles y paralelos en tonos azulados. También los paños de pureza se componen de la misma forma con muy similares estofados (el del Cristo a la Columna está repintado); las gotas de sangre de las cabezas nacen de igual manera en los tres casos, cayendo sobre la frente desde el arranque de la cabellera; del mismo modo, la sangre que mana del centro de los pies discurre por las cavidades de los dedos de forma similar. Estamos, a nuestro juicio, ante tres Cristos concebidos por un mismo autor.
Por su parte, la Virgen de este grupo de la Piedad presenta la misma concepción formal y se cubre con similar indumentaria que otras que se conservan en la Colegiata atribuidas o relacionadas con la producción de Juan Picardo y su taller. En este caso, hay más que notables semejanzas con la María que actualmente flanquea al Cristo Nazareno de la Capilla de Ntra. Sra. de las Angustias, escultura que juzgamos perteneciente en origen al Calvario que hace Juan Picardo para la capilla aneja del Cristo de la Paz; o la Virgen Dolorosa del Calvario del retablo mayor de la misma Colegiata. También hay una gran similitud con la Virgen que aparece en el grupo del Descendimiento realizado entre 1558 y 1560 porPicardo para la capilla que Alejo de Medina y María López de Mercado fundan en la iglesia de San Miguel.
Estamos, en definitiva, ante una obra que ha de atribuirse a este escultor que habría llegado a la villa hacia 1540 para incorporarse al grupo de artistas que intervienen en el retablo mayor de la Colegial, y que una vez establecido en ella va a recibir numerosos encargos que poco a poco van siendo analizados y documentados en fechas recientes.
Antonio Sánchez del Barrio
Exposición dedicada a Juan Picardo, Museo de las Ferias, 25 febrero – 2 de abril 2016 >>