BIC Declarado. Decreto de 13 de junio de 1991. BOE de 14 de agosto de 1991

Sin duda, el hospital levantado bajo el patrocinio del rico mercader Simón Ruiz es una de las huellas más señeras del pasado histórico de Medina del Campo. Concebido desde su construcción como general de la villa, se unificaron en él una veintena de pequeños hospitales-albergues de carácter cofradiero o parroquial que por entonces había en Medina (tan sólo el fundado por Lope de Barrientos quedó exento de dicha reunificación).

Espléndidamente dotado por su fundador, su fábrica responde al tipo simplificado de hospital generalizado ya en tiempos de los Reyes Católicos. Traza el imponente edificio el jesuita Juan de Tolosa en torno a un amplísimo claustro cuadrado porticado de dos alturas, compuesto por gruesos pilares de sección cuadrada y galerías de arcos de medio punto que se cubren con bóvedas de arista; en las crujías se disponen las numerosas dependencias y estancias hospitalarias: celdas para enfermos, corredores, galerías de paseo hacia la huerta y jardín… y, hacia el este, una hermosa iglesia. Las obras se llevan a cabo entre 1592 y 1619 modificándose las trazas originales en 1597 para ahorrar unos gastos que llegaron a ser desorbitados. Participan en la ejecución, entre otros, los segovianos Andrés, Francisco y Antonio López y los maestros canteros Juan del Barrio y Juan de Nates.


Frente a una espaciosa lonja se alza la fachada principal, trazada desde los principios de la simetría, predominio de la horizontalidad y total ausencia de decoración; acusa la influencia herreriana sobre todo en los cuerpos laterales; las portadas de acceso al conjunto hospitalario y a la capilla son de piedra y adinteladas, muestran las armas de Simón Ruiz y están rematadas con un tímpano triangular con bolas sobre pedestales en los vértices; en la de la capilla, hay una hornacina con la escultura de la Inmaculada Concepción.

La iglesia del hospital sigue el modelo del Colegio de Jesuitas de Medina (recordemos que es proyectada por un arquitecto de la Compañía), con planta de cruz latina y capillas laterales intercomunicadas entre los contrafuertes, sobre las cuales se alzan tribunas; la nave y la sacristía se cubren con bóveda de cañón, las capillas con bóvedas de arista y el crucero con cúpula vaída, apareciendo en todo momento decoración de placas y puntas de diamante; sus pequeñas proporciones y la rapidez con que se construyó el recinto propiciaron la formación de un espacio muy homogéneo sin el concurso de intervenciones posteriores extrañas al plan original.

La capilla mayor está presidida por un retablo en el que intervienen el ensamblador Juan de Ávila y los afamados escultores Pedro de la Cuadra y Francisco Rincón; se realiza a partir de 1597 y consta de dos cuerpos con coronamiento organizados en tres calles con relieves dedicados a San Vítores, San Diego de Alcalá, San Martín y el pobre, la Disputa de San Esteban, la Inmaculada y el Calvario; en la predela y la base del ático se hallan relieves con las Virtudes, los Evangelistas y los Doctores de la Iglesia. A ambos lados se abren nichos que acogen, en el lado del Evangelio, las estatuas orantes en alabastro de Simón Ruiz y sus dos esposas, obras de Pedro de la Cuadra y del mismo tiempo que el retablo; en el de la Epístola, las esculturas de dos santos trinitarios procedentes (junto con el lienzo de San Juan de Mata de una de las capillas) del cercano y desaparecido convento de la Trinidad.

En el crucero se alzan dos retablos colaterales del siglo XVIII dedicados a la Virgen de la medalla milagrosa y a San José y el Niño, con dos lienzos en los áticos representando a los personajes de la Anunciación de Alessandro Allori. Ocupaban los testeros dos grandes retratos de cuerpo entero del fundador y su segunda esposa, Mariana de Paz, atribuidos al círculo de Juan Pantoja de la Cruz. Repartidos por las capillas laterales se hallaban, entre otras obras: un Crucificado gótico, muy tosco, del siglo XIV, flanqueado por la Virgen y San Juan (ambas de finales del siglo XVI); una escultura de la Piedad (h. 1500), atribuida al Maestro de San Pablo de la Moraleja; una Virgen con el Niño, titulada de las Nieves, y otras obras de menor entidad (todas ellas pueden contemplarse actualmente en el Museo de las Ferias, especialmente en la sala dedicada a Simón Ruiz). Separa el crucero de la nave una excelente reja de estilo herreriano, realizada por García y Matías Ruiz a partir de 1599 y policromada quince años después por Antón Pérez, que contiene el escudo del fundador y un hermoso Calvario.