Los gremios constituyen, desde su aparición en los finales del Medievo, hasta los últimos reglamentados por la Junta General de Comercio, durante el reinado de Carlos III, la estructura básica de la vida laboral en el mundo urbano. Regidos conforme a unas ordenanzas de estricto cumplimiento, en ellas se reglamentan todos los aspectos profesionales, productivos y sociales del oficio para la mejor defensa de los intereses de maestros, oficiales y aprendices, normalizando las relaciones de dependencia entre unos y otros, sus cargos y jerarquías, así como la proyección social y religiosa del conjunto de agremiados. La estrecha vinculación entre los poderes municipales y gremiales será constante y las buenas o malas relaciones entre ambas instituciones jugarán un papel determinante en el desenvolvimiento económico de la ciudad.
Desde la etapa del aprendizaje hasta llegar a la de la maestría, el taller artesanal -generalmente familiar- será el ámbito más frecuente de trabajo y el espacio de transmisión de los conocimientos del oficio. Su agrupación en calles y rúas con denominaciones gremiales -aceras o calles de la joyería, platería, librería, mercería, especiería, etc.- ha llegado hasta nosotros y pone de manifiesto la enorme capacidad de transformación que estas corporaciones profesionales tuvieron en la definición del espacio urbano de una ciudad.
Los gremios constituirán cofradías religiosas acogidas a la titularidad de un Santo, una Virgen o un Cristo protector a quien encomendar sus penalidades y honrar en celebraciones festivas. De hecho, dichas cofradías gremiales cumplirán el importante papel social de articular las necesidades asistenciales de los miembros de cada corporación agremiada, estableciendo vínculos de fraternidad. De otra parte, tenemos como prueba fehaciente de la importancia de estos aspectos religiosos y festivos, la permanencia en el tiempo de ritos y ceremonias que, aun habiendo perdido su significado original, podemos encontrarlas en la actualidad transformadas en celebraciones festivas tradicionales, por ejemplo, en la fiestas patronales de una localidad.
La Fundación Museo de las Ferias, a quien el Ayuntamiento de Medina del Campo ha encomendado la gestión de su Archivo Municipal, ha reunido en una exposición buena parte de los fondos documentales referidos a los gremios establecidos en nuestra villa durante los siglos XV, XVI y XVII. De este modo, por vez primera pueden contemplarse las ordenanzas de pañeros, sastres, calceteros, cordoneros, carpinteros, albañiles; exámenes de oficio, títulos de maestría, listas de agremiados, memorias de oficios, de precios y un largo etcétera de documentos originales, junto con paneles gráficos e ilustraciones procedentes de miniaturas medievales, estampas y grabados, viñetas de aleluyas; que reflejan en imágenes la dura vida laboral de finales del Medievo y comienzos de la Modernidad, todo ello con la intención de dar a conocer las características fundamentales de esta interesante parcela de nuestra historia común.