Testamento de Rodrigo de Dueñas y de Catalina Quadrado, su mujer
Medina del Campo, 16 de enero de 1558
Manuscrito sobre papel / 33 folios, letra humanística
Archivo de la Fundación Museo de las Ferias (AFMF, Caja 1-13)
Donación de la Asociación «Mujeres en Igualdad» de Medina del Campo
El documento que presentamos es un original del testamento cerrado de Rodrigo de Dueñas Hormaza y su esposa Catalina Quadrado, por el cual el escribano Luis Pérez, a requerimiento de Francisco de Dueñas y Juan de Valladolid, vicario de las monjas de la Penitencia, piden al corregidor de Medina que proceda a la apertura del testamento otorgado el 16 de enero de 1558 por Rodrigo de Dueñas y su mujer, delante de los siete testigos (Miguel Chicote, Alonso Román, Simón Ruiz, Alonso de Vergara Galarde, Juan de Villalobos, Pero de Huerta y Luis Rodrigo) que habían firmado en la solapa del mismo, el cual estaba cerrado y sellado.
El testamento propiamente dicho está dividido en dos partes y contiene al final dos codicilos. Comienza con las invocaciones y la designación del lugar donde se quieren enterrar (el Monasterio de Santa Mª Magdalena); las misas y la forma en que se deben celebrar sus funerales, y las limosnas y mandas pías que se deben gastar en ellos. Nombran a su hijo mayor, Francisco de Dueñas Hormaza, patrono del Monasterio de Santa Mª Magdalena. Continúan con la relación de personas y la cantidad económica que les legan, también a las personas que deben dinero para que les paguen las deudas.
Instituyen su mayorazgo en la persona de Francisco de Dueñas Hormaza, junto con el acrecentamiento y mejoras que enumeran, pero sin apartar del reparto de bienes a sus otros hijos (Juan de Ahumada Hormaza, Jerónimo, Mateo, Gabriel, Miguel, Bernardo, Catalina, Diego, Rodrigo y Elena de Dueñas Hormaza); asimismo, exponen que no se parta su hacienda mientras viva alguno de los dos otorgantes. Continúa una segunda parte del testamento con veinte cláusulas referidas al Monasterio (elección de priora, visitadores, vicario y capellanes) y la vida cotidiana de las monjas.
Por último hay dos codicilos: en el primero se recomienda muy encarecidamente a su heredero que cobre todas las rentas de pan y trigo que están anotadas en su libro y que pague a todos los criados que han tenido; en el segundo se ordena el pago de una deuda que hay con la villa de Medina del Campo.
Juan Carlos Moreno Moreno