DOCUMENTOS ARCHIVO SIMÓN RUIZ 5 / SEPTIEMBRE – OCTUBRE 2016
Libro de la Hacienda del Hospital 1628-1632. Inventario de la farmacia
Medina del Campo, 1 de mayo de 1628
Manuscrito sobre papel / 46 x 17,8 x 7,5 cm
Archivo Simón Ruiz (ASR, H, 60, ff. 108v-110v)
A la vista de los letreros de sus tarros y de los inventarios conservados, la botica del Hospital Simón Ruiz, en palabras del Catedrático de Farmacia Francisco Javier Puerto Sarmiento, es “una síntesis global de la terapéutica renacentista y barroca: muchos simples vegetales, algunos, como el opio, muy activos, otros de consistencia mágica; los tenemos de procedencia europea, oriental y americana… extraordinariamente rica y avanzada para su tiempo, tanto en simples como en las ideas científicas barajadas por sus boticarios… Este establecimiento pone de manifiesto el avanzado estado de la ciencia de los medicamentos en España, concretamente en el reino de Castilla (donde) los medicamentos de derivados de la manipulación química y los de origen americano se utilizaban habitualmente sin ningún problema”.
Precisamente los boticarios del Hospital eran los encargados del aprovisionamiento de los productos necesarios para esta farmacia dando cartas de pago por las obligaciones contraídas con los proveedores. Más tarde, el administrador se encargaba de asentar el adeudo de las mismas por partida doble: en el Libro de Cuentas en el alcance del año correspondiente y en el Libro de la Hacienda del Hospital en el capítulo de gastos.
Conocemos los nombres de los primeros boticarios que trabajaron para la farmacia del Hospital Simón Ruiz. El primero mencionado en el alcance de los gastos del año 1620 es Francisco del Castillo, boticario medinense, si bien debió de atender puntualmente la farmacia según las necesidades del hospital, cobrando de salario 10.404 maravedíes “por el tiempo que sirvió y asistió a la botica”. Sin embargo, el primer “boticario de casa” es Pedro de Valdeoliva, en 1621. Éste tenía asignado un sueldo de tres ducados al mes (33 reales) que se complementaba con el pago en especie de raciones semanales de carne de carnero, pan, vino y gratificaciones económicas los fines de semana que montaban un total de 614’5 maravedíes anuales como complemento salarial. La imposibilidad de atender la farmacia por la enfermedad que venía arrastrando determinó a la administración del hospital su sustitución por un nuevo boticario el 1 de mayo de 1628. Gregorio González de Toro se hará cargo del empleo con un sueldo inferior al anterior (22 reales al mes). Jerónimo Vaca, médico del hospital, aparece como fiador del nuevo titular y en esta fecha, se realiza el “inventario de las drogas y demás cosas que en ella se hallaban” y que transcribimos en el anexo documental que acompaña esta ficha. Entre las prerrogativas del nuevo boticario están el pago de vestido y golilla, espada de puños y daga con su pretina y talabarte, alguna que otra colación y dinero para “llevar a sus primas a la corrida”.
Fernando Ramos González
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Bibliografía
PUERTO SARMIENTO, F.J., “Los productos farmacéuticos de los siglos XVI y XVII” en El botamen de la farmacia del Hospital de Simón Ruiz en Medina del Campo, Ed. Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valladolid y Fundación Museo de las Ferias, 2005, pp. 25-29.
RAMOS GONZÁLEZ, F., “La botica y el botamen del Hospital General de Medina del Campo”, en El botamen de la farmacia del Hospital de Simón Ruiz en Medina del Campo, Ed. Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valladolid y Fundación Museo de las Ferias, 2005, pp. 31-59.