DOCUMENTOS ARCHIVO SIMÓN RUIZ – 55 / ENERO – FEBRERO 2025
Carta de Antonio Pinto a Simón Ruiz en Medina del Campo
Madrid, 10 de junio de 1589
Manuscrito sobre papel / bifolio
Archivo Simón Ruiz. ASR, CC, C 132, 195
La documentación del Archivo Simón Ruiz arroja luz sobre las actividades de individuos como Antonio Pinto, curial, diplomático y mercader banquero portugués. Oriundo de Mogadouro en el norte de Portugal, de origen judío y zamorano por parte de su madre (los Valencia) la familia de su padre (Vaz Guedes Pinto) en cambio tenía un anclaje importante en el norte de Portugal. Gracias a los vínculos de su familia materna con los feudatarios de su ciudad de origen, los Távora, se convirtió en secretario del embajador portugués en Roma, Lourenço Pires da Távora (c. 1510-1573) cargo que mantendrá hasta 1581 y en 1583 será nombrado el primer agente de la corona de Portugal cuando el país luso pasó a formar parte de la Monarquía Hispánica (1580-1640). Durante sus años romanos, además de ser una figura de referencia constante tanto para la corte portuguesa como la Santa Sede, fue refrendario del Tribunal de la Signatura Apostólica y camarero secreto del Papa llegando a acumular numerosos beneficios eclesiásticos en Portugal gracias a su proximidad a la curia romana.
Pinto abandonó la Ciudad Eterna en diciembre de 1588 dejando a su sobrino, Francisco Vaz Pinto, en el puesto de agente, llegando a España probablemente en enero de 1589. En la carta aquí comentada, fechada el 10 de junio de 1589, Pinto revela que al dejar Roma pensaba dirigirse a Portugal y, de paso, saludar a Simón Ruiz, pero no lo hizo por haber recibido la orden del Rey de incorporarse al Consejo de Portugal. Pinto permaneció cerca de la Corte en Madrid donde murió en 1592. En esta carta pide a Simón Ruiz que le mande las copias de las cuentas pendientes de Antonio da Fonseca (ca. 1535-1588) mercader banquero portugués que fue socio de Pinto en el “mercado curial” durante su estancia romana (1556-1588). Junto con Fonseca, de hecho, fueron los más importantes banqueros ibéricos en la Ciudad Eterna que velaban por los intereses de los clérigos que querían obtener, intercambiar o vender beneficios eclesiásticos en España y Portugal. El Archivo Simón Ruiz conserva numerosas letras de cambio de sus clientes al igual que cartas entre Pinto, Fonseca y el mercader burgalés. Tan estrecho fue el vínculo entre estos dos hombres que, de hecho, en su testamento de 1586 Fonseca nombró a Pinto ejecutor de sus últimas voluntades encargándole la administración de su herencia y sus intereses comerciales, aunque su hijo Manuel Fernandes da Fonseca (ca. 1556-1625) fuera su heredero. Al pedir a Simón Ruiz la gestión de las cuentas de Fonseca, Pinto actuaba de acuerdo con lo estipulado en su testamento.
James W. Nelson Novoa
Profesor de la Universidad de Ottawa
Investigador “María Zambrano”, UCM
BIBLIOGRAFÍA
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