Custodia procesional

Cristóbal de Vergara. Hacia 1560
Colegiata de San Antolín. Medina del Campo (Valladolid)
Cobre, plata y bronce. Cincelado, fundido, repujado y dorado / 89 x 44 x 39 cm

Inscripción: «ESTA CUSTDIA MANDARON DORAR LA JUSTICIA Y REGIDORES DE LA VILLA DE MEDINA DEL CAMPO
SIENDO CORREGIDOR EL ILUSTRE 
DON PEDRO DE BIBERO. AÑO 1562″

Restauración: Antonio Zúñiga

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custodia procesionalLa festividad del Corpus, convertida en la exaltación eucarística por excelencia en su recorrido por las calles de las ciudades imponía, al lado de manifestaciones populares de danzas y celebraciones profanas diversas, la participación institucional del municipio. La custodia procesional de Medina, recuerda esa colaboración del Ayuntamiento con la inscripción que señala el pago del dorado en 1562, junto a los emblemas heráldicos identificativos de la villa. En forma de templete cuadrangular con arquillos geminados, la ornamentación corresponde a un instante de pleno Renacimiento con mascarones, panoplias, medallones con bustos, amorcillos, unicornios y animales fantásticos.La estructura arquitectónica se sustenta sobre pilastras en las esquinas, unidas a columnas abalaustradas de abigarrada decoración y adosadas al cuerpo central por una garra en la parte superior.

Además de los elementos superpuestos o de las planchas repasadas con el cincel, tanto en la base como en el coronamiento aparecen figuras de bulto fundidas, de interesante calidad plástica. Los cuatro evangelistas, los soldados dormidos del sepulcro y Cristo resucitado, están realizados en cobre posteriormente dorado, como sucede con la mayor parte de la custodia, lo que ayuda a explicar la ausencia de marcas de autoría o contraste, sirviendo para abaratar los costes.

Fue García Chico quien, a partir del testamento del platero Cristóbal de Vergara redactado en 1573, documentó la pieza al señalar el dinero que le debía la Colegiata tanto por los materiales como por la ejecución de la custodia. El desconocimiento de la obra de Vergara y la extensa nómina de plateros que viven y trabajan en Medina durante el siglo XVI, impide profundizar en el estudio de la obra en el contexto de su autor y establecer paralelismos.

La acertada apreciación de Carlos Brasas acerca de la filiación de esta custodia con los modelos conquenses, tanto por la propia concepción arquitectónica del templete como por la calidad del trabajo ornamental, es más que sugerente. Las custodias de Francisco Becerril, como por ejemplo las de Iniesta o Buendía (Cuenca), guardan similitudes con esta obra de Medina que pueden estar hablando de una relación formativa de su artista con aquel fecundo foco de la orfebrería española.

Manuel Arias Martínez
Subdirector del Museo Nacional de Escultura