BIC Declarado. Decreto de 3.6.1931. Gaceta de 4.6.1931

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El palacio de los Dueñas es, sin duda alguna, uno de los edificios civiles de mayor calidad artística de cuantos se levantaron en la Medina del Renacimiento. Construido a instancias del primer Consejero de Indias Dr. Diego Beltrán (su escudo de armas es el que preside la portada de acceso) durante el segundo cuarto del siglo XVI, su traza y ejecución corresponde al arquitecto real Luis de Vega, participando en su ornamentación, entre otros, el escultor Esteban Jamete; los maestros de cantería Pedro de la Piedra, Diego de Soba y Aparicio de la Vega; el rejero Cristóbal González, y el carpintero Francisco de la Fuente que es quien realiza los espléndidos artesonados, de los cuales aún subsiste el del zaguán de entrada.

Muerto el Dr. Beltrán, la mansión pasa a manos de su hijo Ventura; posteriormente, al matrimonio formado por Francisco de Dueñas y Mariana Beltrán (nieta del fundador) y, a partir de entonces, a los herederos de su mayorazgo. Alojamiento eventual de reyes -recuérdese la famosa escena de Carlos V, camino de Yuste- y sede provisional de la Chancillería entre 1602 y 1604, fue la última morada, en su destierro, del Marqués de la Ensenada. Ya en nuestro siglo, en el otoño de 1916, los Marqueses de Argüeso adquieren el edificio a los descendientes de los Dueñas con la intención de replantear el patio y la escalera en Madrid, traslado que afortunadamente no llegó a producirse. En diciembre de 1950, el Estado compra el inmueble a los propietarios de entonces, los duques de Sueca, para instalar en él un instituto laboral y desde entonces ha servido como centro de enseñanza. Los testimonios más antiguos que conocemos acerca de su construcción se remontan a 1528 y se refieren a la labra de la puerta del zaguán que da paso al magnífico patio porticado. En abril de 1529 se cierra la fachada de la entonces calle de Santiago, se cubren el zaguán y el piso principal, y, en diciembre de 1530, comienza la construcción de los tejados; en 1533 se labran la mayor parte de las medallas y demás aderezos del patio, y diez años más tarde las obras se dan por terminadas, aunque hay constancia de intervenciones posteriores de reparación, como, por ejemplo, la de las molduras y otros elementos ornamentales del patio en 1581.

La planta del edificio es cuadrada, dispone de dos plantas y en uno de sus ángulos se alza una torreta; los vanos de la fachada se cubren, en la planta baja, por buena piezas de forja con forma de celosía. La portada de acceso es adintelada y flanqueada por columnas; el cuerpo superior, rematado con frontón triangular, recoge el escudo de los Beltrán entre dos angelotes y, más arriba, dos bustos en relieve enmarcados por medallones circulares. El zaguán de entrada, cubierto por un extraordinario artesonado, da paso al magnífico patio rectangular porticado de dos plantas, formado por arcos rebajados y columnas que ofrecen bellas decoraciones escultóricas en sus capiteles; una hermosa escalera de tipo claustral nos permite el acceso a la planta noble.

 

 

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El patio porticado
El conjunto de medallas dispuestas en las enjutas de los arcos de este patio es un signo de homenaje a la monarquía por parte de sus primeros propietarios, cuyo modelo inmediato hay que buscarlo en la serie similar del palacio de D. Francisco de los Cobos (hoy Capitanía General) de Valladolid, obra del mismo arquitecto y de los mismos escultores. Idealizando sus facciones, van apareciendo de forma sucesiva los bustos de los reyes castellanos desde Fernando I hasta Felipe el Hermoso, ya fallecido cuando se ejecuta la obra. Incomprensiblemente falta Sancho II, y se incluyen los dos reyes de la secesión leonesa, Fernando II y Alfonso el de Badajoz, así como los reyes consortes Alfonso el Batallador, Fernando el Católico y el ya citado Felipe el Hermoso; la ausencia de Dª Juana (+1555) nos da a entender que en momento de terminar el conjunto, la desdichada reina aún no había fallecido.

Para una lectura correcta de estas medallas, hemos de situarnos en el ángulo más cercano al arranque de las escaleras y, comenzando por la galería del noreste (la más alejada de la entrada principal), recorrer el perímetro del patio en sentido contrario a las agujas del reloj hasta llegar al punto de partida:

  • Los monarcas representados entre los arcos de la planta baja son los reinantes entre los siglos XI y XIII: Fernando I, Alfonso VI, Dª Urraca, / Alfonso VII, Alfonso IX, Fernando II (estos dos últimos, reyes privativos de León y colocados en orden contrario), Alfonso VIII, / Sancho III, Alfonso IX, Enrique I, / Dª Berenguela, Fernando III, Alfonso X y Sancho IV.

  • Los siguientes se encuentran entre los arcos de la galería alta, pero dispuestos en sentido contrario al que hemos observado hasta el momento; es decir, recorriendo ahora el patio con el sentido de las agujas del reloj, veremos, desde el punto de partida primitivo y de forma sucesiva, las efigies de Fernando IV, Alfonso XI, Pedro I, Enrique II, / Juan I, Enrique III, Juan II, / Enrique IV, Isabel I, Fernando V y Felipe I. Las tres medallas restantes (galería superior del ala noreste) son copias instaladas durante la restauración del patio llevada a cabo entre 1985 y 1986 y representan a los reyes que se encuentran en el pórtico de enfrente, pero con el orden invertido; dichos espacios, según el planteamiento original de la serie, deberían corresponder a Juana I, Carlos I y Felipe II. Conviene recordar que en el antepecho del coro de la iglesia conventual de Santa María la Real de Dueñas pueden admirarse dos medallones ejecutados con la misma traza que los aquí dispuestos.

Datos tomados del libro de Sánchez del Barrio, A., Medina del Campo, la Villa de las Ferias. Salamanca, Ámbito Ed., 1996

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